(Lima, 22 de enero 2018). De acuerdo con el nuevo informe de Oxfam publicado hoy, el 82% de la riqueza mundial generada durante el año pasado fue a parar a manos del 1% más rico de la población mundial, mientras el 50% más pobre –3 700 millones de personas– no se benefició lo más mínimo de dicho crecimiento. La publicación del informe coincide con el Foro Económico Mundial en Davos (Suiza) que reúne a las élites políticas y empresariales.
“Premiar el trabajo, no la riqueza" muestra cómo la economía mundial posibilita que los más ricos sigan acumulando enormes fortunas, mientras que cientos de millones de personas luchan cada día para sobrevivir con salarios de pobreza.
- Desde el año 2010, la riqueza de esta élite económica ha crecido en un promedio del 13% al año; seis veces más rápido que los salarios de las personas trabajadoras que apenas han aumentado un promedio anual del 2%. Entre marzo de 2016 y marzo de 2017 se produjo el mayor aumento de la historia en el número de personas cuyas fortunas superan los mil millones de dólares, con un nuevo milmillonario cada dos días.
El equipo investigador del informe también realizó algunos cálculos para América Latina y el Caribe:
- En esta región, el 10% más rico de la población concentra el 68% de la riqueza total, mientras el 50% más pobre solo accede al 3.5% de la riqueza total.
- La riqueza de los milmillonarios latinoamericanos creció en 155 mil millones de dólares el último año, dicha cantidad de riqueza sería suficiente para acabar casi 2 veces con toda la pobreza monetaria por un año en la región.
- En América Latina y el Caribe, el 16% de los trabajadores asalariados y el 28% de los trabajadores por cuenta propia se encuentran en situación de pobreza.
El informe de Oxfam señala los principales motivos por los que las ganancias de accionistas y altos directivos se incrementan, a expensas de las condiciones laborales y salarios de los trabajadores y trabajadoras. Entre ellos cabe destacar el deterioro de los derechos de las personas trabajadoras, la excesiva influencia de las grandes empresas en la formulación de políticas públicas y el apremio constante de las empresas por minimizar los costes para, así, maximizar los beneficios de los accionistas.
Normalmente, son las mujeres trabajadoras quienes se encuentran en la base de esta pirámide económica. En todo el mundo, las mujeres ganan menos que los hombres y están sobrerrepresentadas en los empleos peor remunerados y más precarios. Las mujeres latinoamericanas ganan en promedio un 16% menos que los hombres, pese a estar mejor formadas.[1]
¿Y en el Perú?
En el caso de Perú, la brecha salarial entre hombres y mujeres es superior al 30%.[2] La economía peruana depende del trabajo de cuidado –no remunerado- que realizan las mujeres. Se estima que este tipo de trabajo puede representar el 20% del PBI.[3] A nivel regional, somos el país con menor participación laboral femenina, tanto en sectores de media y alta productividad. El mayor número de trabajadoras peruanas se concentra en sectores de baja productividad, con ingresos reducidos y precarias condiciones laborales. Apenas una de cada veinte mujeres ocupadas tiene la oportunidad de trabajar en un sector de alta productividad, donde las remuneraciones y condiciones laborales son mejores.[4]
El acceso a un empleo digno es un elemento clave para reducir la desigualdad; sin embargo, se estima que, en Perú, tres de cada cuatro trabajadoras y trabajadores[5] tiene un empleo informal y en precarias condiciones. Estas problemáticas, sumadas a la pobreza, agravan más las brechas de desigualdad. Aunque en años recientes ésta se redujo, se estima que existen más de 10 millones de “no pobres”, que se mantienen en situación de extrema vulnerabilidad. Es decir, uno de cada tres peruanos y peruanas es vulnerable y corre el riesgo de volver a caer en la pobreza, pues vive con el equivalente a entre 12 y 32 soles diarios.[6]
Ante esta situación, desde Oxfam hacemos un llamado para que los Gobiernos garanticen el funcionamiento de una economía a favor de todas las personas y no solo de “afortunadas” minorías. Los privilegios de unos pocos no pueden negar los derechos de muchos. Es fundamental que, para combatir la desigualdad, los trabajadores y trabajadoras reciban un salario digno; las grandes empresas y los más ricos deban pagar más impuestos; las mujeres trabajadoras disfruten de los mismos derechos y oportunidades que los hombres trabajadores; además, deben incrementar el gasto en servicios públicos como la salud y la educación, para que todos y todas tengan acceso a una calidad de vida digna.
Contacto para medios
Armando Mendoza
Armando.mendoza@oxfam.org
[1] https://www.cepal.org/en/pressreleases/despite-advances-womens-educational-level-gender-wage-gap-persists-region
[2] Instituto Nacional de Estadística e Informática (2017). Estadísticas con Enfoque de Género. https://www.inei.gob.pe/biblioteca-virtual/boletines/estadisticas-de-genero/1/
[3] National Institute for Statistics and Information (2016) The Cost of Unpaid Care (In Spanish) http://www.unfpa.org.pe/publicaciones/publicacionesperu/CUENTA%20SATELITE%20DEL%20TRABAJO%20NO%20REMUNERADO.pdf
[4] https://oig.cepal.org/en/indicators/distribution-total-employed-population-productivity-level-and-sex
[5] Instituto Nacional de Estadística e Informática (2017). Perú: Evolución de los indicadores de empleo e ingresos por departamento, 2007-2016. http://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1441/libro.pdf
[6] Cámara de Comercio de Lima (2017). https://www.camaralima.org.pe/repositorioaps/0/0/par/iedep-revista/revista-iedep-24-07-2017.pdf