Tania Murray Li es Profesora de Antropología de la Universidad de Toronto, donde tiene también la posición de Jefa de Investigación sobre Economía Política y Cultura de Asia. Es autora de Land's End: Capitalist Relations on an Indigenous Frontier (2014) y The Will to Improve: Governmentality, Development, and the Practice of Politics (2007), entre muchas otras publicaciones. Li ha trabajado en los últimos 25 años en temas agrarios, de tierras, pequeños productores rurales, grandes plantaciones industriales y pueblos indígenas, principalmente en Indonesia.
Durante la última semana de marzo, 2017, Tania Li visitó Lima, invitada por la PUCP para dar conferencias y participar en varios talleres y seminarios académicos. En el contexto de estas actividades, Oxfam en Perú aprovechó la oportunidad para entrevistar a Li sobre temas de tierras, gobernanza y plantaciones de palma aceitera. Lo que sigue es la transcripción de la entrevista, que fue realizada en las oficinas del Instituto de Defensa Legal (IDL).
En los últimos años se ha producido un debate acerca de esta idea de una fiebre o demanda global de tierras y acaparamiento de las mismas. ¿Existe una carrera global de tierras? Si es así, ¿qué la impulsa y cómo la podrías caracterizar?
Esta idea de una nueva fiebre o demanda de tierras surgió fuertemente en 2008 y 2009 cuando el precio de los bienes transables, commodities, era muy alto y hubo mucha inversión especulativa en tierras y otras propiedades.
Recientemente he empezado a leer reportes que afirman que ya terminó, que cayeron los precios de los commodities y muchas de las empresas que acapararon tierras en su momento nunca dieron seguimiento a su inversión. Cuando finalmente completaron el proceso de adquisición de tierras y se dieron un respiro para revisar nuevamente, realmente no era factible invertir, o no iba a ser rentable.
Así que pienso que podríamos decir que no hay una sola fiebre de tierras, sino que siempre habrá interés en adquirir terreno agrícola para diferentes propósitos. De esa manera tienes que comprender el fenómeno. ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Con qué propósito y quiénes son los actores? Creo que esa es una forma más útil de abordarlo.
Quiero hablar acerca de esta discusión de tierra y desigualdad. Al hablar de los derechos sobre la tierra, muchas personas tienden a concentrarse en la gobernanza y no necesariamente en la distribución o la necesidad de reforma agraria. En Oxfam algunos de nosotros estamos enfatizando más el tema de la desigualdad y concentración extrema de acceso a y control sobre tierras, así como los beneficios del uso de la tierra y su riqueza de recursos naturales. No queremos que el abordaje de derechos de tierras se reduzca solamente a mejorar la gobernanza de tierras que están distribuidas de forma desigual. Ese es nuestro enfoque. ¿Cómo entiendes tú estas tendencias en la desigualdad de tierras? ¿Existe tal cosa como desigualdad de tierras hoy en día? Si es así, ¿cuáles son sus motores principales y efectos sobre las comunidades?
En el sitio que conozco más de cerca, Indonesia, por ejemplo, diría que la adquisición de tierras para las grandes plantaciones es un tipo de reforma agraria al revés. Básicamente estás tomando tierras de pequeños agricultores y entregándolas a las corporaciones, gratis, en un contrato con el gobierno que provee muy poca compensación para los pequeños propietarios.
La concentración a esta escala es un gran problema. No solamente estamos redistribuyendo de forma desigual las tierras existentes, sino que vamos al revés, tomando tierras de los pobres, podrías decir, para dárselas a los ricos. Creo que la situación es un desastre total y debe detenerse.
Otros procesos que producen desigualdad funcionan a otras escalas. El trabajo que he hecho con pequeños productores de cacao demuestra que la desigualdad puede surgir entre familiares, entre personas que empiezan más o menos en la misma posición pero en el transcurso de 10 años algunos tienen más oportunidades para invertir y expandir sus parcelas, mientras otros enfrentan crisis, problemas de salud u otro tipo de evento que provoca la pérdida de su tierra. Estos procesos de desposesión a pequeña escala también son parte de la fórmula de desigualdad.
El año pasado hice un taller con activistas de tierras en Burma, en Myanmar. Se enfocaban en el acaparamiento de tierras en manos de los militares, pero eran activistas locales. Les pregunté: ¿Cuál proceso causa mayores pérdidas de tierras, el acaparamiento por parte del ejército o las actividades de prestamistas locales, con procesos de hipoteca y deuda? Son procesos rutinarios de muy larga data. Me dijeron que realmente los procesos locales eran responsables de la mayor parte de las pérdidas de tierras. Entonces existen ambas cosas. Los procesos de pequeña escala son muy importantes a largo plazo, y también surgen "tomas" de tierra más visibles y más dramáticos. Se presta mucha atención al segundo proceso, pero ambas cosas suceden y merecen atención.
¿Cuáles son las posibilidades y/o deficiencias de abordar estos problemas con la narrativa de “buena gobernanza”?
No me gusta abordarlo con ese lenguaje. Es decir, la gobernanza sugiere que simplemente es cuestión de que todos se pongan de acuerdo con las reglas del juego, o algo por el estilo. Pero cuando de tierras se trata, estás tocando un medio de producción, estás tocando capital. Estás tocando un tema donde siempre habrá un interés de adquirir más. Entonces creo que no puedes tener un régimen de tierra que desconozca la parte política: la política de acumulación y la política de desposesión.
La idea de gobernanza de tierras parece imaginar que puedes gobernar una tierra de forma amable sin tener que enfrentar estos procesos y estas desigualdades. Claro, seguramente la gobernanza es parte de la ecuación, pero por sí sola no puede ser la solución para garantizar el acceso equitativo a tierra.
A pesar del hecho que no es muy posible explorar los detalles del caso peruano, algunos de nosotros tenemos una preocupación acá por las señales que las empresas malasias de aceite de palma tienen interés en expandirse hacia la Amazonía peruana. ¿Crees que es algo factible, viendo las tendencias globales? ¿Crees que debe ser motivo de preocupación para las personas en Perú? Si es así, ¿por qué?
Pues, no sé cuáles son los cálculos de la industria malasia de aceite de palma. El 85% del aceite de palma en el mundo viene de Indonesia y Malasia. Aunque Malasia está saturado ya, el gobierno de Indonesia, que ya tiene 10 millones de hectáreas de palma aceitera, ha dicho que tiene espacio para 20 a 30 millones de hectáreas totales. Así que no creo que Indonesia haya terminado todavía. Continuaremos viendo una expansión masiva en Indonesia, donde la industria está muy bien establecida en sus nodos de operación, infraestructura, comercialización, etc.
Para que aquellas empresas se muden a Perú, particularmente a la Amazonía donde el transporte es tan caro y la infraestructura es deficiente, pues, tendrías que preguntarte qué tendrían que hacer para que sea económicamente competitivo. Podría haber otras justificaciones, pero estrictamente como negocio, me sorprendería si en este momento el aceite de palma que se produzca en la Amazonía peruana pudiera competir con los muy bajos costos de producción que tienen en Malasia e Indonesia.
No sé si deben preocuparse o no, realmente, tendrías que averiguar qué están pensando. Estas mismas empresas malasias de aceite de palma ya están invirtiendo en el Congo, en la República Democrática del Congo, y en Liberia, donde hay grandes extensiones de tierra y enfrentan menos problemas de infraestructura que en la Amazonía, de hecho. Entonces pienso que es una pregunta para las empresas aceiteras, ¿qué están pensando, cuál es la idea, cuál es el concepto de lo que quieren hacer en la Amazonía? ¿Por qué creen que será una buena inversión? Para mí, no está muy clara la justificación económica, no sé cómo podría ser algo competitivo.
Tengo una última pregunta, es una pregunta abierta. Si tuvieras la oportunidad de ser la asesora principal del presidente o la presidenta del "País X", ¿cuál dirías que debería ser el abordaje político y las acciones prioritarias que el presidente o algún oficial de alto rango deberían implementar para abordar el problema de acceso a tierras y desigualdad?
Sí creo que se debe apoyar la agricultura a pequeña escala. Sé que esta era una plataforma popular en los años 60 y 70, y después decreció en popularidad con la idea que los agro-negocios de mayor escala y eficiencia eran el camino a seguir. Pero si revisas, la mayoría de los agro-negocios realmente contratan a pocas personas, son de alta tecnología, mira nada más el ejemplo del cultivo de soya. Es cierto, generan ganancias, pero crean muy pocos empleos. Si no tienes otra forma de crear empleo industrial para tu población, el papel que la pequeña agricultura puede jugar no solo para la subsistencia, pero con el apoyo necesario, para brindar una vida decente para las personas, no debe ser menospreciado.
Yo diría, retome la idea de la agricultura a pequeña escala, tómelo en serio como una empresa económica, y no crea que solamente se puede producir a gran escala.
Tampoco se debe imaginar que todas las personas desplazadas de la tierra cuando se instala la agricultura a gran escala pueden simplemente trasladarse a la ciudad a conseguir un empleo. Salvo que las industrias de manufactura realmente están en expansión y hay una buena demanda de mano de obra, estas personas no simplemente van a salir a conseguir un empleo. Llegarán a las ciudades a convertirse en los pobres urbanos, sin poder salir de ese nicho. O, como sucede en Indonesia y algunos otros países, se quedarán en la zona rural porque no hay otro lugar donde ir y tampoco otras oportunidades de empleo. Entonces produces una crisis para las personas desplazadas de la agricultura que no son absorbidas en otras áreas. Pienso que es una dinámica a la cual hay que prestar atención.
Yo publiqué un artículo titulado "Centering Labor in the Land Grab Debate" [Centrando la Mano de Obra en el Debate sobre Acaparamiento de Tierras]. Lo que estaba pensando era que realmente tienes que considerar qué les sucede a las personas cuando cambias el uso de la tierra hacia un modelo industrial de gran escala. Hay que tomarlo en serio. Realmente tienes que ponerte a calcular cuántos medios de vida se van a desplazar aquí, y cómo los vas a reemplazar. ¿Adónde se irán estas personas? ¿A qué se dedicarán? ¿Qué les ofreces? No puedes simplemente "dejarlo al mercado", algo que creo que ha sido el mantra durante un par de décadas. Debe cambiar. Tenemos que pensar, nuevamente, en términos de la planificación para saber dónde será absorbida esta mano de obra, y de dónde vendrán los ingresos. Creo que todas estas cosas son elementos que un gobierno hoy en día, después de las últimas dos décadas de apertura de mercados, realmente debe ponderar seriamente. Tal vez parezca anticuado, pero creo que existen razones para este tipo de consideraciones, que son importantes nuevamente ahora.
Entrevista por Juan Luis Dammert.