“Fortaleciendo la comunidad se fortalecieron también los derechos y las voces de las personas”
Sin personas organizadas y empoderadas a nivel local, la respuesta humanitaria y el Plan de Reconstrucción con Cambios no tendrán resultados positivos.
Escribe: Cecilia NiezenTras seis meses de las lluvias e inundaciones que golpearon principalmente el norte peruano por el Fenómeno Niño Costero, se puede observar una aparente tranquilidad entre los vecinos y vecinas de diferentes caseríos de Lambayeque, región que terminó con 5 320 casas colapsadas y 52 743 personas damnificadas.
En una visita por caseríos de Mórrope nos encontramos nuevamente con Manuel Delgado (66 años) y su esposa María Mestanza (52 años), quienes viven en San Jorge, un anexo del centro poblado La Colorada, en la zona rural de este distrito. Hace tres meses estaban en medio del desierto norteño, en una vivienda de calaminas y plásticos que ellos mismos improvisaron. Hoy se encuentran viviendo en módulos de vivienda recién instalados.
Llegaron hace 10 años junto a sus dos hijos, de Pion, un distrito de Chota, Cajamarca. Buscaban un futuro mejor. Compraron por S/ 300 un pequeño lote ubicado en pleno cauce del delta del río Motupe-La Leche sin pensar que un día el río se lo llevaría todo. Y así fue. En marzo tenían vida, pero perdieron su casa, sus animales. Además, constataron que habían sido estafados al adquirir una vivienda en una zona de alto riesgo que no podrá reconstruirse en ese lugar.
Como muchas personas, aún lamentan la pérdida de sus viviendas, pero también de sus cuyes, patos, gallinas y otros animales. Un patrimonio que les permitía llevar una vida con autonomía económica. Las cosas cambiaron de un día para otro, sus ingresos mermaron, y hoy deben ir a las empresas agroexportadoras y chacras cercanas a jornalear por S/ 25 diario, y eso cuando hay trabajo. Ellos esperan la “recuperación económica” que el Gobierno ha ofrecido a través del plan de reconstrucción y otras acciones que los ayuden a recuperar sus medios de vida.
La amarga experiencia hizo que hoy tengan la certeza de que el fortalecimiento y la organización comunal son clave para prevenir, responder y salir de la emergencia. Y ellos lo saben más que nadie en esta zona costeña de Mórrope, cuna de la civilización Moche, porque afirman sentirse discriminados por su origen serrano. “Nosotros queremos integrarnos. Nos hemos sentido aquí solos y es absurdo. Todos queremos lo mismo: salir adelante, recuperarnos. No queremos quedarnos en estos módulos de por vida”, dice Manuel.
El rol de los comités comunitarios de Defensa Civil
Lambayeque fue una de las regiones del Perú más golpeadas por el Fenómeno Niño Costero. De acuerdo con Rosa Rivero, coordinadora de la organización Ceproda Minga, al inicio de la respuesta humanitaria realizaron una evaluación conjunta la municipalidad de Mórrope y concluyeron que había que intervenir y fortalecer la organización comunitaria en la zona de inundación de ese distrito conformado por 13 caseríos y 3 centros poblados. El municipio realizaba ese trabajo desde 2015, pero que frente a los impactos de El Niño Costero necesitó apoyo para fortalecer los Comités Comunitarios de Defensa Civil, y canalizar adecuadamente las demandas y ayuda que provenían desde diferentes puntos del país. Junto a Oxfam se trabajó en el fortalecimiento de estos comités.
Un Comité Comunitario de Defensa Civil está conformado por personas de zonas vulnerables, y articula diversas formas de organización, como barrios o caseríos. Pueden planificar y ejecutar actividades de reducción del riesgo de desastres buscando proteger a la población y sus medios de vida. Esta figura es clave pues coloca a las personas como el elemento fundamental del Sistema de Alerta Temprana Comunitario[1] y del proceso de reconstrucción de sus comunidades. Paradójicamente, muchas veces son ignorados por las autoridades, que no toman en cuenta sus prioridades.
En el caso de Mórrope, un indicador positivo es que se logró movilizar a más de un centenar de líderes y dirigentes, mayoritariamente mujeres, beneficiando a cerca de 5 000 personas afectadas y damnificadas por El Niño Costero en la respuesta a la emergencia. “Fortaleciendo la comunidad se fortalecieron también los derechos y las voces de las personas”, sostiene Rivero.
Nella Callirgos, coordinadora de los Comités Comunitarios de Defensa Civil del distrito de Tumán, cuenta cómo se organizaron para combatir los casos de dengue que se dispararon entre marzo y abril, tras las lluvias e inundaciones. La lideresa sostiene que el sistema de alerta temprana, que está basado en la organización de las personas, fue y es muy importante para sus vecinos y vecinas, para evitar que se enfermen e incluso para evitar que puedan perder la vida. “Cuando ponemos bandera roja damos la señal que hay muchos casos de dengue y que hay que tomar acciones inmediatas en la familia y en la comunidad, impulsadas por las lideresas de los comités”, explica.
Con estos comités se han realizado también campañas de recolección y eliminación de inservibles criaderos del zancudo Aedes Aegypti en BatanGrande, como parte de las acciones del Sistema de Alerta Temprana contra el Dengue, el Zika y la Chikungunya.
“Fue importante evaluar la organización social antes de intervenir, pues encontramos que varios comités, pese a estar organizados y equipados por la municipalidad (Mórrope), no estuvieron en la capacidad de responder a los impactos del Niño Costero. ¿Qué pasó? Hubo material, pero no capacitación, intercambio de conocimiento, organización”, cuenta Rivero, bajo la premisa que en una respuesta humanitaria no debe perderse el enfoque de derechos y la participación de las personas.
El plan de Reconstrucción con Cambios y la participación social
[1] El sistema de alerta temprana para inundaciones implica la implementación de acciones de monitoreo, registro y difusión de información pluviométrica e hidrológica que permita conocer de manera anticipada el incremento del riesgo y sirva a las comunidades, funcionarios locales, Gobierno central y otros tomadores de decisión, para implementar medidas de mitigación u optar por la evacuación de personas y de ser posible, sus bienes.