La UE se desentiende del clima y lo deja en manos de los pobres

Publicado: 28th Enero 2009

El rechazo de Europa a destinar fondos para que los pobres puedan luchar contra el cambio climático podría acabar con las posibilidades de conseguir un acuerdo justo sobre el clima en Copenhague, según fuentes de Oxfam Internacional. El Comunicado de la UE sobre el Cambio Climático, publicado hoy y programado para hacerse efectivo en los Estados Miembro a partir de marzo, deja clara la postura europea para las negociaciones posteriores a 2012. La propuesta reconoce la necesidad de cuantiosos recursos para ayudar a los países en desarrollo a adaptarse a los impactos del cambio climático y a que adopten tecnologías verdes, y aporta grandes ideas sobre cómo recaudar dinero. Pero falla a la hora de especificar cuánto dinero destinarán la UE y otros países ricos. Tal como lo reconoce el comisionado Dimas, la financiación es un punto decisivo del acuerdo sobre el cambio climático. Y los compromisos de financiación iniciales han sido eliminados del documento final. Elise Ford, jefa de la oficina europea de Oxfam Internacional, sentencia: “A menos que los países en desarrollo vean el dinero sobre la mesa, existe la posibilidad de que sencillamente abandonen las negociaciones. Parece que la Comisión está cediendo ante la esperada negativa de los Países Miembro a aportar financiación, fruto de sus temores ante el impacto de la recesión. “Hace un año, la Unión Europea estableció una base mínima para las negociaciones con un plan de recorte de un 20-30% para 2020. Esta parece otra Unión Europea, desesperada por aportar lo mínimo desde el principio. “La UE debería tomar ejemplo del presidente de los EE.UU., Barack Obama, con su plan de recuperación del clima, que intenta proteger a los ciudadanos y reconstruir la economía. Los Estados Miembro de la UE tienen apenas un mes para recuperar su liderazgo contra el cambio climático”. Oxfam estima que se necesitan al menos 38 mil millones de euros (50 mil millones de dólares) al año para el fondo de adaptación de los países en desarrollo, siendo Europa responsable de aportar 12 mil millones de euros (16 mil millones de dólares). Esto debe gestionarse a través de las Naciones Unidas y estar por encima de cualquier otro compromiso de financiación existente. Con ello se persigue asegurar que los donantes no desvíen el dinero destinado a educación y salud y lo hagan pasar como financiación del cambio climático, que deben pagar como resultado de la contaminación actual. “Los países en desarrollo se alarmarán porque la ONU esté alineada con el Comunicado, ya que debería ser la gestora de los nuevos fondos para el clima. Esto deja vía libre al caos del flujo monetario, sin ningún intermediario que regule los pagos de los países y que los fondos lleguen a los más pobres”, declara Hugh Cole, Asesor Regional del Cambio Climático de Oxfam para el sur de África. Oxfam aplaude la línea dura europea en lo referente al concepto de que los países ricos deben reducir sus emisiones apropiadamente, pero duda acerca de la distribución justa de las reducciones en base a la responsabilidad histórica (emisiones per cápita) y la riqueza de cada país.

A menos que los países en desarrollo vean el dinero sobre la mesa, existe la posibilidad de que sencillamente abandonen las negociaciones.
Elise Ford
Directora oficina de Incidencia Política en la UE, Bruselas

Notas para editores

1. El cambio climático ya causa un impacto sobre la vida de millones de pobres de todo el mundo. En los últimos 20 años se han incrementado dramáticamente los acontecimientos meteorológicos extremos. Para 2020, según la ONU, hasta 250 millones de personas en África podrían sufrir falta de agua y entre 150 millones y 1000 millones podrían verse obligados a abandonar sus hogares debido a condiciones extremas, enfermedades y, según algunas estimaciones, la reducción de las cosechas de trigo o arroz a la mitad.

2. Los países pobres necesitan ayuda para generar resistencias a través de, por ejemplo, la mejora de sus sistemas nacionales de alerta temprana frente a inundaciones, la plantación de “bioescudos” de manglares a lo largo de las costas (capaces de reducir el impacto del fuerte oleaje) o el cambio a cultivos resistentes a las sequías. Si los países no logran adaptarse a la nueva realidad del cambio climático, sufrirán mucho más daño con las inundaciones, sequías y huracanes, e incluso a un coste mucho más alto, tanto en vidas humanas como en valor material.